No dejes de aprender nunca...

No dejes de aprender nunca...

BienSER Intelectual

¡Hola ! Me alegra infinito seguir teniéndote por aquí 😊

Hoy me gustaría hablar del BienSER intelectual.

Mucha gente lo incluye dentro del emocional, pero a mí me gustaría separarlo ya que, aunque esté muy unido, no es exactamente lo mismo.

Últimamente estoy leyendo varios artículos que hablan de la importancia de ejercitar nuestro cerebro como lo hacemos en el gimnasio para el resto del cuerpo. Y muchos de estos estudios, están relacionando enfermedades tan tristes como la demencia senil e incluso el alzheimer con esta “falta de ejercicio intelectual”.

Seguramente estas enfermedades son causadas por varias cosas, pero estoy segura, que una de ellas sí podría ser esta.

También leí un artículo que hablaba de la “idiotización” de la civilización humana, y explicaba como todo el uso de tecnologías y utensilios que nos hacen la vida más fácil podrían estar teniendo un efecto en nuestro aprendizaje e intelecto.

Parece ser que esta revolución tecnológica podría separar brutalmente dos tipos de humanos: los que le dan a la materia gris para seguir inventando cosas que nos faciliten la existencia, y los que nos beneficiamos de ellas, siendo los últimos, los que caeremos en una “idiotización” más rápida.

Desde pequeños estamos continuamente aprendiendo: a cómo vivir y aprendemos a comer, a asearnos, a interrelacionarnos con los demás; a cómo sobrevivir en momentos complicados, o física o emocionalmente, y vamos a prendiendo a levantarnos después de los baches y de las caídas, y así, nos vamos fortaleciendo.

Luego está la enseñanza reglada en la escuela, el instituto, la universidad… luego la seguimos desarrollando en nuestro puesto de trabajo… y poco a poco, vamos aprendiendo menos, y más despacio.

De hecho, a veces echo la vista hacia atrás y me digo… pero cómo podía estudiar y aprender tanto!! Parece imposible que todos esos apuntes y conocimiento cupieran en mi cabeza. Y sí, uno va perdiendo el hábito de aprender, y va “entontenciéndose” poco a poco.

Y según uno se entontece, se va contagiando a la gente de alrededor. ¡Ahora me da la sensación que parece que hasta leer un libro es de personas de otro mundo!.

Nuestros procesos de aprendizaje, además, se han visto también afectados por la tecnología, y nuestros caminos y rutas cerebrales también se ven modificados: antes, para buscarnos la vida, teníamos que buscar las dudas y los temas a golpe de Espasa Calpe presente en las estanterías de todas las casas, ahora se resuelven a golpe de click en Google.

Y la cantidad de información es infinita… las bibliotecas de toda la vida están desapareciendo, y nos estamos acostumbrando a querer buscar el conocimiento en los 280 caracteres de un twitt.

¡Menuda generación de “vagos super informados” que estamos creando!

El ritual romántico del aprendizaje de antaño, donde ir a la escuela era preciado y codiciado por generaciones como la de mis padres, ahora son un tema obligatorio por el que tenemos la mala suerte de pasar, sin valorar la enseñanza de los profesores y donde los padres ejercen de segundos profesores cuando los niños llegan a casa, porque parece ser que no saben hacer nada solos.

Seguro que hay excepciones, por supuesto, pero créeme que es lo que estoy viendo… y cada vez se extiende más… y me preocupa que cuando estos niños sean mayores, la “idiotización” sea ya irreversible…

Por eso, mientras podamos ponerle freno, hagamos cosas que nos hagan aprender, que nos obliguen aprender. Y pueden ser multitud de cosas: desde aprender una coreografía de zumba, a un nuevo idioma, o aprender a hacer macramé, o ir a un taller de restauración de muebles, o igual, aprender eso que siempre quisimos saber: historia de España, biología, historia del arte, lengua y literatura, pintar un cuadro al óleo o pintar una pared.

También están los magníficos pasatiempos tipo autodefinido, crucigrama o sudoku, o los más sofisticados y modernos “braintrainer”.

Da igual lo que hagas, lo importante es no perder el hábito de aprender, de hacer cosas nuevas, que ejercitemos nuestro cerebro como si de un gimnasio se tratara, donde la oferta no es “operación bikini, pierde 20 kg en 3 meses”, sino sería algo así como “operación des-idiotización. Aprende a tener tus propios pensamientos y criterio de valorar las cosas en 3 meses”

¿Te sumas a la desidiotización?

Si es que sí, te planteo una propuesta muy fácil de ejecutar si no sabes muy bien por donde empezar. Coge el diccionario y comienza a memorizar una palabra nueva cada día, y te obligas a tener que usarla siempre que puedas al día siguiente… es un juego que permite memorizar, y jugar, que tu cerebro sincronice áreas y las despierte.

Un fuerte abrazo y … ¡a desaprender para aprender!

Buena semana amigo BienSERista!

Comentarios recientes

24.03 | 19:31

Bonita y emotiva reflexion.

08.03 | 21:39

Preciosas palabras, y sentimientos que se asoman a ellas!

16.02 | 14:20

Sí, creo que sí... Yo he vivido las dos cosas y desde luego uno entiende que es ley de vida cuando la persona ya tiene una edad que cuando se nos va antes... aunque el decir adios, siempre duele...

15.02 | 08:13

Debe ser más fácil despedirse cuando un familiar cumple 97 años y además bien vividos, que cuando la Vida te lo arrebata con muuchos menos y sin apenas avisar.... ahí, no quieres decir adiós.....

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