¡Hola a todos!
¡Es un placer seguir viéndote por aquí! 😊
Si has ido siguiendo el blog, habrás visto que iniciamos el viaje hacia el BienSER por la base, explicando y reflexionando por qué BienSER tal cual lo entiendo, y también hemos ido dedicando un espacio a 3 de los 4 BienSERes: BienSER Físico, BienSER Emocional, BienSER Intelectual.
Hoy quiero abrir este post tratando el 4º BienSER, que es el espiritual. Sé que hablar de espiritualidad es muy polarizante hoy en día… los que creen en ella, creen en ella a su manera y sólo les sirve lo que ellos creen, y los que no creen en ella, no quieren ni oír hablar del mundo espiritual e incluso ridiculizan a veces a los que sí creen.
Hay muchísima gente súper experta en esto, desde sacerdotes, a gurús, guías espirituales, monjes y monjas, etc, etc… pero creo que, aunque están estas personas de referencia, que podrán hablar de lo profundo de cada religión o creencia, teorizar sobre aspectos múltiples, de nuevo, nosotros tenemos algo que decir y pensar al respecto.
Y, ¿por qué?, pues porque la espiritualidad es algo que está dentro de nosotros, y la interpretamos y adoptamos como nos vibra dentro… y eso hace que todos podamos hablar de lo que la espiritualidad es para nosotros. De hecho, en este post, voy a compartir lo que es para mí.
Si miramos al pasado, al ser humano desde que se concibe como tal, la existencia y la supervivencia siempre han estado ligadas a la creencia de que hay algo “superior” a quien amar, y a quien temer.
Al principio, las creencias estaban ligadas a la naturaleza y sus fuerzas, a la madre tierra, al sol, a la lluvia, a seres reales y mitológicos. Todo una “familia” de dioses que velaban por la seguridad del clan, por la supervivencia, por la seguridad de una caza exitosa, por superar una enfermedad, etc…
El ser humano necesita de alguna manera creer que hay algo ahí, algo o alguien que explica lo inexplicable. Siempre hemos buscado respuestas para todo, y nuestra mente racional, al no encontrarlas, prefiere pensar que son así porque algo o alguien así lo decide, algo o alguien mágico, no humano, no de esta tierra, con super poderes… y de ese modo, lo inexplicable e irracional se vuelve entendible para luego poder ser aceptado.
Desde nuestros antepasados cazadores y recolectores, a cada una de las civilizaciones y pueblos que ha vivido en este mundo, en todos y cada uno de ellos, existe esa creencia en lo “increíble”, y ponemos nuestra vida a su disposición. Si te paras a pensar, es mejor creer que las cosas, sobre todo las no tan buenas, son por algo… mejor pensar y creer eso que vivir en un mundo donde cualquier cosa puede pasar, sin explicación, sin control, sin oportunidad de cambiarlo.
Desde mi punto de vista, y esto, por supuesto, es muy discutible porque es una interpretación subjetiva de algo, aunque todos sabemos, y así nos enseñan, que tenemos responsabilidad sobre nuestros actos… necesitamos explicar de alguna manera lo que no es esperado, ni querido, ni buscado. Porque si no, esta enseñanza básica se va por la taza del wáter.
Si yo me esfuerzo, busco y lucho por mis objetivos, pero nunca obtengo la recompensa esperada, puedo pensar que es responsabilidad mía, o que “alguien” o “algo” no ha querido que así fuera.
Si te soy sincera, no sé la verdad verdadera, pero sí sé que pensar que las consecuencias son responsabilidad de alguien más allá de nosotros mismos, libera, descansa y descarga. Si yo sufro por algo o no obtengo respuestas a mis plegarias, puedo pensar… aquí no hay nada, somos un caos de seres viviendo en un mundo en el que nada tiene sentido, porque nada tiene una coherencia armónica ni un objetivo fundamental. Eso, si me permites, deprime bastante.
En cambio, pensar que la vida o Dios, o Ishvara, o en lo que o quien tú creas nos da oportunidades de repensar las cosas; que si algo no llega es porque aún tengo que aprender, que si me pasan cosas no tan buenas es porque me estoy haciendo más fuerte… buf, ¡eso hace compartir la carga y nos prepara como los guerreros samurais que no veas!
Toda la adversidad se toma como aprendizaje y reto de superación. Y Gracias que es así, porque si no, seríamos sociedades sumidas en la desesperación y el abandono.
De hecho, observo en la gente que tengo a mi alrededor creyente, no solo en Dios, sino en otros tipos de divinidades o verdades universales que a ellos les resuena por dentro, y te he de confesar, que el grado de aceptación y tranquilidad mental es proporcional al grado de creencia de esa persona.
Me da la sensación de que es como una especie de co-rresponsabilidad que aligera la carga y da respuestas a lo inexplicable. Y eso, de verdad, es una forma de despresurizar y relajarse… pues todo pasa por algo, estás en el momento y el sitio en el que tienes que estar, y lo que tenga que ser para ti, te encontrará.
Si te dices estas tres frases todos los días, y te las crees, estoy segura que el nivel de enfado y ansiedad se baja al mínimo en menos de un mes!
Y eso, ¡está muy bien!
Y ¿por qué lo digo?… porque estamos justo en una sociedad contraria, en una sociedad individualista, del superYO, egocéntrica y exhibicionista (nada más ver las redes sociales donde contamos hasta la marca de pasta de dientes que usamos). Donde mucha gente cree que ese ser superior es el dinero… “poderoso caballero es don dinero”… y sí, tener solvencia y no penurias económicas ayuda a vivir mejor… ¿cómo negarme a eso?.
Pero no da la felicidad… de verdad que no la da. Estamos justo en un momento donde no creemos más que lo que los influencers nos dicen que es así, y cuanto más bajo es nuestro listón, más sinsentido tiene todo. Y, ¿qué pasa?; pues pasa que vivimos con una falta de espiritualidad que nos tranquilice internamente que, en muchos casos, se tiene que suplir con ansiolíticos y depresivos.
Buscamos fuera lo que sólo dentro tenemos y no encontramos nada. Nada de verdad. Nada que nos sume y nada que nos haga evolucionar.
Por eso, y para ir terminando, me gustaría invitarte a reflexionar sobre esto, a entender dónde te encuentras tú y dónde está tu espiritualidad… qué te atreves a creer y qué no y por qué…
Busca nuevas formas de repartir tu peso, igual creyendo en el amor universal, en hacer el bien, en no victimizarte, en querer dejar un mundo mejor para tus hijos o para los que vengan, en querer ayudar al prójimo con un voluntariado o simplemente escuchando a quien lo necesite, en querer que la naturaleza se conserve plantando árboles… en tratar a la gente como te gustaría ser tratado…en lo que sea, pero busca más allá del centro comercial, de las rebajas y de la compra compulsiva de cosas que no necesitas, de ser preso de las redes sociales y de las opiniones de otros.
¡Sé, vive, sonríe, habla, canta, baila, lee, comparte, y busca en tu interior en qué quieres creer para hacer de tu vida el lugar feliz por el que desees transitar! 😊
Un fuerte abrazo y… buena semana amigo BienSERista!
Comentarios recientes
24.03 | 19:31
Bonita y emotiva reflexion.
08.03 | 21:39
Preciosas palabras, y sentimientos que se asoman a ellas!
16.02 | 14:20
Sí, creo que sí... Yo he vivido las dos cosas y desde luego uno entiende que es ley de vida cuando la persona ya tiene una edad que cuando se nos va antes... aunque el decir adios, siempre duele...
15.02 | 08:13
Debe ser más fácil despedirse cuando un familiar cumple 97 años y además bien vividos, que cuando la Vida te lo arrebata con muuchos menos y sin apenas avisar.... ahí, no quieres decir adiós.....